El pasadizo al Castillo. Leyendas de La Carolina.

Como ya dije en una entrada anterior (pincha aquí si la quieres leer) la leyenda sobre el pasadizo que recorre La Carolina hasta el Castillo de Navas de Tolosa, es algo que muchos carolinenses conocen de siempre, pero ¿qué había de verdad en todo esto?

En esta entrada recojo la información ofrecida por Pedro R. M. (profesional en cuanto a historia de La Carolina se refiere y trabajador en el Museo de La Carolina), al respecto de esta leyenda carolinense tan conocida.

¿Hay constancia del famoso "pasadizo al Castillo"?

No hay ninguna constancia de la existencia del famoso pasadizo. Además es improbable que existiese alguna vez por diversos motivos. El primero de ellos la diferencia de tiempo, las dos obras distan mucho en el tiempo, en dos momentos constructivos donde cuando se erigió y fue funcional el castillo no existía el Palacio; y cuando se construye el Palacio el castillo estaba ya derruido. Otro motivo es que no tiene ninguna justificación hacer una obra de esa magnitud. Hay que imaginarse el esfuerzo tan enorme que debía suponer hacer un pasadizo transitable desde el Palacio al Castillo, que en línea recta están a una distancia de 3 km, tendría que adaptarse a las diferentes cotas de altura de los cerros y hacer subidas y bajadas para salvar las hondonadas; tendría que tener ventilación y además un sistema de drenaje para evitar la inundación por el nivel de las aguas freáticas. O sea, como que no.


¿Porqué un pasadizo al Castillo de Navas de Tolosa y no ha otro lugar?
El Castillo de las Navas siempre ha despertado la curiosidad y la evocación de leyendas (tesoros, apariciones, etc,.).

¿Porqué el Palacio-Iglesia como inicio o final del pasadizo? ¿hay pasadizos realmente?

En el entorno del Palacio y en las obras de algunas calles y casas de nuestra ciudad se ha constatado la existencia de diversas conducciones de agua y caños (algunas del tiempo de los romanos que abastecían la fundición de Fuente Spitz). Antiguamente estas conducciones y desagües no eran tubos como hoy, sino tarjeas e incluso galerías abovedadas que permitían el paso agachados en parte de sus tramos para poder realizar labores de limpieza, mantenimiento y arreglo. Esto ha suscitado que en torno al Palacio, que forma un conjunto con la Iglesia y sobre el antiguo Convento Carmelita que sí tenían bodegas en sótano, criptas y caños, se unieran las leyendas urbanas. Tampoco hay ningún documento o testimonio que recoja tal obra, ni siquiera ninguna noticia alguna al respecto. En tiempos de Olavide se habla de restos de una población antigua (la fundición), y es posible que en obras descubrieran caños y acueductos, pero no pasadizos secretos.

¿Un pasadizo antiguo pudo llegar a existir? ¿para qué?

Los antiguos no hacían obras sin un motivo justificado, y menos un esfuerzo tan considerable, que equivale poco más o menos que hacer una galería de mina a bastante profundidad y teniendo que ajustarse a la accidentada orografía del terreno. ¿Para qué?, esa es la cuestión clave, ¿para qué iban a hacer tal cosa?, ¿para guardar tesoros?, ¿para escapar?, para defenderse tampoco, porque el castillo estaba tan arruinado como ahora sin murallas ni defensa operativa.

Lo único que consta documentado es que en 1808, ante la amenaza del ejército de los franceses, el Intendente ordenó enterrar en una estancia del Palacio parte de los caudales que tenía por entonces. Pero, conocido por sus secretarios y oficiales, y una vez pasada la amenaza, es obvio pensar que lo sacaron, si no se dieron cuenta o se enteraron los franceses.

¿Hay algún pasadizo en La Carolina que una dos puntos concretos?

A día de hoy no contamos con ninguna constancia de ningún pasadizo en el sentido en que se considere unión entre dos puntos estratégicos para poner a salvo personas o riquezas, ni túneles secretos. Todo lo documentado son obras civiles y funcionales, además de las criptas. esto no quita que algún día se pueda estudiar algunos lugares del subsuelo que aún guardan incógnitas y misterio que suscitan como poco una gran aventura. Me gustaría ser el primero en poder bajar a algunos sitios que están hoy sellados por desgracia, con la pérdida que supone de datos y conocimiento.

¿Nos olvidamos entonces de esta leyenda?

No hay que denostar las leyendas, a veces nos conducen a descubrimientos muy interesantes, y cuanto menos son parte de la memoria histórica de un pueblo, de su tradición oral, y expresión de las inquietudes, sueños y esperanzas de los que habitaron y habitamos esta maravillosa tierra. Que se conozca la verdad, pero que también corra el sentimiento y el latir de un pueblo. Que nos dejen soñar.