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6/7/09

La leyenda del lagarto de jaén declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de España.

La leyenda más popular de la capital fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de España, hace pocos días promovida por una encuesta desde la web del Bureau Internacional de Capitales Culturales.

Para quien no la conozca la leyenda del lagarto de la Malena o largarto de la Magdalena trata sobre un lagarto de grandes dimensiones que apareció asustando a los vecinos de la capital en el raudal de la Magdalena.

Esta leyenda, como muchas, tiene varias versiones. A continuación las copio aquí desde la web "cultura andalucía", con sus respectivos comentarios en negro (subrayado).

(...) Entre las versiones que circulan sobre como se produjeron los acontecimientos que dieron lugar a esta tradición tenemos, según Alfredo Cazabán Laguna (1913) tres relatos de la leyenda y un cuarto vinculado al descubrimiento de América añadido en época reciente.


EL CABALLERO DE LOS ESPEJOS

Para acabar con un lagarto que se había instalado en el Raudal de la Magdalena, los vecinos pidieron ayuda a un caballero, que vistiéndose con una armadura de espejos, deslumbró a la fiera. Aprovechó esta desventaja del animal para matarlo, clavándole su espada.

Tiene paralelismos con la leyenda valenciana del Patriarca. No puede ser considerada como una versión surgida de... un verdadero acontecimiento local, dado que la encontramos también en otros lugares sin constancia de haber sido importada o exportada.


EL CONDENADO Y LOS PANES

Las autoridades de Jaén, desesperadas por las quejas que recibían de los ciudadanos como resultado de las atrocidades que cometía un enorme lagarto, decretó conceder la amnistía a quien consiguiera librarles de él. Un preso se ofreció, pidiendo para su empresa un caballo, panes calientes y pólvora. Llegada la noche, hizo una hilera de panes que iba arrojando por el camino. El animal se los iba comiendo y al llegar la Plaza de San Ildefonso le arrojó el saco de pólvora, que también devoró, explotando como consecuencia, a los pocos minutos.

Lo mismo que en el caso del caballero de los espejos, recoge episodios que se asemejan a la leyenda valenciana del Patriarca antes mencionada. En el caso de Valencia, se especifica que el condenado era un judío condenado a muerte, que a cambio de su libertad, se comprometió a matar al dragón. Vestido con una armadura consiguió cegar al animal y con esa ventaja, darle muerte.

Esta versión fue recogida por Juan Eslava Galán que la escuchó contar a un vecino del barrio de la Magdalena. Según leemos en algunas de las fuentes que se hacen eco de esta leyenda, para Alfredo Cazabán y Juan Eslava Galán, esta sería la narración más verosimil, ya que durante mucho tiempo se exhibió en la Iglesia de San Ildefonso la piel de un caimán.

Sobre la teoría de estos autores nos gustaría señalar que existe otra historia parecida en Córdoba con paralelismos muy a tener en cuenta: la del caimán de la Fuensanta en Córdoba.
En el Santuario de la Virgen de la Fuensanta se expone la piel de un caimán que llegó a esas tierras por el Guadalquivir. Sembró el pánico entre los cordobeses hasta que un cojo, después de estudiar las costumbres del animal, lo esperó subido en un árbol con un pan y su muleta. Cuando el enorme lagarto abrió la boca para comerse el pan, el hombre le clavó su muleta en la garganta. La muleta fue colocada como exvoto en la iglesia de la Fuensanta junto a la piel del reptil.



Otra versión de hace que el protagonista sea un reo condenado a muerte al que le ofrecieron el perdón si acababa con el bicho. Otra vez encontramos paralelismos entre Jaén, Córdoba y Valencia.

EL PASTOR Y LA FALSA OVEJA

Un pastor cansado de que un lagarto gigante se comiera los rebaños, mató a una oveja, la rellenó de yesca y se la puso al reptil para que se la comiera, muriendo como consecuencia de haber caído en la trampa.

Esta versión es la primera que se conoce escrita y data del año 1628, siendo el autor Pedro Ordóñez de Ceballos y su obra “Historia de la Antigua y Continuada Nobleza de la Ciudad de Jaén”. Tiene también semejanza con otras como la del pueblo de Calzadilla (Cáceres) en la que otro pastor dio muerte a un lagarto gigante que devoraba sus ovejas.

EL CARPINTERO INDIANO.


En uno de los viajes de Colón al Nuevo Mundo viajó un carpintero giennense que trajo consigo un pequeño lagarto que con el tiempo se transformó en un caimán. Ante la imposibilidad de alimentarlo debido a la voracidad del animal, le dio suelta sembrando el pánico entre los vecinos. Es muy posible que, como se han resuelto casos similares en otras ocasiones, dieran muerte al animal con alguna suerte de trabucazo.

Este tipo de anécdotas son frecuentes en periodos en los que se llevan a cabo descubrimientos geográficos. Trasladar animales exóticos para que sean contemplados por aquellos que no han tenido ocasión de viajar, se hace desde tiempo inmemorial. La reina Hapsesut ordenó que los trajesen desde el país del Punt o desde la misma Tarsis. Roma exhibía en sus circos leones africanos. Los viajeros del siglo XIX organizaron jardines zoológicos en Europa con ejemplares exóticos procedentes de los países que visitaban. También lo hicieron los navegantes que llegaron hasta el Nuevo Continente tras el descubrimiento de América. Por lo tanto, el episodio del carpintero indiano podríamos considerarlo como una posible verdad exagerada por el recuerdo. Pero no sirve para explicar por sí misma la leyenda del lagarto de Jaén, entre otras cosas, porque el mito había nacido mucho antes. Restos de caimanes, leones, serpientes, etc. son expuestos en muchos de nuestros pueblos como objetos curiosos, sin que por ello se hayan suscitado ningún tipo de leyendas.



Nota del Administrador:
Con todo lo dicho ya arriba, felicidades a la provincia, y a la capital en especial, por conseguir la distinción de Patrimonio Cultural Inmaterial.

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