Al frente de ECS engineering&astrophysics, el empresario, ingeniero industrial y doctor en Astrofísica capitanea el aterrizaje de su firma alcalaína en la Agencia Espacial Europea, con la que trabaja a nivel mundial
Francisco Ángel Espartero Briceño es un cordobés de la aldea baenera de Albendín. Llegó a Alcalá en 2005 para llevar el mantenimiento de las principales firmas del municipio y, poco después, decidió crear su propia empresa, ECS engineering & astrophysics, que acaba de reafirmar su colaboración con la Agencia Espacial Europea para desarrollar proyectos de ámbito mundial. A día de hoy, Espartero es uno de los más apasionados embajadores del cielo jiennense fuera de España.
Francisco Ángel Espartero Briceño es un cordobés de la aldea baenera de Albendín. Llegó a Alcalá en 2005 para llevar el mantenimiento de las principales firmas del municipio y, poco después, decidió crear su propia empresa, ECS engineering & astrophysics, que acaba de reafirmar su colaboración con la Agencia Espacial Europea para desarrollar proyectos de ámbito mundial. A día de hoy, Espartero es uno de los más apasionados embajadores del cielo jiennense fuera de España.
—¿Fue usted el típico niño que quería ser astronauta?
—Me
crie en un pueblo de mil quinientos habitantes y, con doce años, mi
padre me compró unos prismáticos. Me dio por mirar una estrellita que se
movía, lo apunté en unos cuadernos y, cuando empecé a estudiar en el
instituto, me di cuenta de que había datado el movimiento retrógrado de
Júpiter, con esa edad y sin tener ni idea. Ahí empezó esta afición que,
con el tiempo, se ha convertido en algo muy bonito e interesante.
—En
cuanto llegó a Alcalá entabló contacto con aficionados a la astronomía,
y terminó convertido en presidente de la Sociedad Einstein.
—Yo
llegué cuando la asociacion estaba prácticamente muerta, y tuve la
suerte de encontrar gente que había formado parte, anteriormente, de
ella. Volvimos a reunirnos y hemos tenido unos años muy buenos. La
asociación sigue en activo, pero ahora está parada, a consecuencia del
cierre del observatorio de La Pedriza. En Alcalá, siempre ha habido
mucha afición por la astronomía. Hay gente muy válida. Incluso gente
joven que ha pasado por la sociedad, después ha tirado por ingenierías
espaciales, astrofísicas... La asociación, modestamente, ha contribuido a
motivar para hacer carreras científicas.
—Estos
días he estado en “Fitur”, y parece mentira. Tenemos la segunda Reserva
Starlight de España, tras del Pirineo, donde mi empresa hizo,
precisamente, un observatorio de la Generalitat, que ha generado muchos
puestos de trabajo en un pueblo de pocos habitantes. La pena que tenemos
en Jaén es que no se ve como algo rentable la Reserva Starlight, y eso
que está avalada por la Unesco, un respaldo que ni siquiera la Catedral.
Jaén no tiene playa, pero tiene un cielo de escándalo, y gratis. Es una
pena que los políticos miren para otro lado y no apuesten por este
recurso, ahora que la gente gasta mucho dinero para ver cielo y
estrellas, hacer actividades con telescopios y para los niños. Es uno de
esos tantos trenes que pasan por la puerta y no se cogen. Con las
infraestructuras que tenemos, bastaría para rentabilizarlo; tenemos un
observatorio en La Pedriza de primera calidad, un cosmolarium en Hornos
de Segura; la asociación Quark de Úbeda tiene infraestructuras de
divulgación en el Hospital de Santiago, y hay un montón de astrónomos
aficionados con experiencia y conocimiento que pueden ser monitores, se
desaprovecha ese recurso humano y medioambiental. La verdad es que me
siento muy orgulloso, cuando salgo fuera, de que Jaén no se conozca Jaén
solamente por el campo, con todos los respetos al campo. Los andaluces
tenemos capacidad y potencial para hacer cosas interesantes al nivel que
queramos. Solo hace falta que los políticos también se den cuenta y
apuesten no siempre por lo mismo.
—Tras
sus primeras colaboraciones con la Agencia Espacial Europea (ESA), esta
institución ha decidido contar de manera continuada con su empresa, ECS
engineering & astrophysics.
—La
ESA es como la NASA, ya está al mismo nivel. Esta gente no se casa con
nadie, esto nos genera orgullo y también responsabilidad, porque su
nivel de exigencia es muy alto. Sacan proyectos y buscan empresas que
participen en ellos, y ahí es donde entramos nosotros, que somos una de
las pocas empresas de España que se dedica a la creación e instalación
de observatorios astronómicos. Estamos contentos, porque ya nos llamaron
el año pasado, tuvimos unos primeros contactos y les explicamos nuestro
trabajo.
—¿Qué proyectos tienen en cartera con la ESA a partir de ahora?
—Empezaremos
desarrollando un prototipo de observatorio, pero no podemos adelantar
más detalles. Trabajar con la ESA implica una serie de requisitos, entre
ellos también de confidencialidad.
—¿Qué supone para su firma empresarial trabajar a estos níveles?
—Ya
hemos hecho más de veinte observatorios en España, algunos de ellos
para instituciones de tanto prestigio como el Instituto Andaluz de
Astrofísica, en Granada, que está muy bien posicionado en el ámbito
científico en todo el mundo; hemos trabajado en Chequia, en Portugal...
Pero trabajar con un consorcio de este tipo supone para nosotros, en
primer lugar, un esfuerzo por nuestra parte en ofrecer una calidad
altísima, y luego nos va a abrir unas puertas muy interesantes. Este
consorcio engloba a muchísimos países de todo el mundo, no solo de
Europa, y nosotros vamos a estar ahí, bien posicionados. Que una empresa
ubicada en Alcalá la Real, en Jaén, en Andalucía, alcance este nivel,
no es lo más habitual.
—¿Exactamente, qué hace ECS engineering & astrophysics?
—Aportamos
elementos de tecnología de muy alto nivel. Nos dedicamos a fabricar y
poner en funcionamiento observatorios robóticos; cuando dejamos un
observatorio en funcionamiento, por ejemplo en alta montaña, el usuario,
a través de su ordenador, puede manejarlo desde su casa en Australia,
en Alemania... desde cualquier parte del mundo, siempre y cuando
disponga de las instalaciones mínimas de internet. Es un proyecto muy
interesante, y este año también queremos colaborar con la ESA en
desarrollar prototipos de observatorios “low cost”, para facilitar que
los países en vía de desarrollo puedan intentar que la ciencia y la
investigación les lleguen también, aunque se trate de zonas menos
favorecidas.
—¿Qué beneficios traería la puesta en marcha de esos proyectos en países en vías de desarrollo?
—La
astronomía y la astrofísica engloban también distintas ramas de la
ingeniería, programación de software, química... Son muchas ramas de la
ciencia y la tecnología las que un proyecto de astrofísica, por pequeño
que sea, puede necesitar, y motivar a niños, a estudiantes que tienen
pocos recursos. Eso, entendemos que les facilitaría mucho no solamente
tener la ciencia un poco más a mano, sino también poder avanzar en sus
estudios. Es un objetivo que nos marcamos muy ilusionante, y desde el
punto de vista personal es una satisfacción poder compartir el
conocimiento y esta tecnología con gente que sabes que realmente lo
necesita y que no tiene recursos para acceder a ella.
—¿Le motiva esa posibilidad?
—Yo
he sido astrónomo “amateur” toda mi vida, y esa condición se basa en
eso, en compartir el conocimiento, sobre todo con aquellos que tienen
menos recursos. Llevar la ciencia y compartir los conocimientos creo que
es una de las cosas que nos motivan a quienes estamos en esto, si no a
todos, sí a la mayoría.
—¿Se ha puesto metas, empresarialmente, a corto plazo?
—Nuestro
objetivo está en generar nuevos productos para poder exportar, hacer
una buena línea de comercialización. Intentamos abrir nuevos mercados,
porque hay poca gente que se dedique a lo que nosotros hacemos, y parece
ser que lo que estamos haciendo, con toda modestia, lo hacemos bien.
Ojalá podamos, dentro de poco también, ampliar la plantilla. Sería
fantástico.
—Uno
de sus proyectos estrella está, precisamente, en la provincia
jiennense, el observatorio valdepeñero del monte de las Ánimas.
—Sí,
y es una satisfacción que lo impulse una empresa privada irlandesa, que
no sea público. Se trata de una firma que ha hecho una gran inversión
en un proyecto muy bonito, del que estamos muy contentos. La idea es
aprovechar el cielo de Jaén y otras inversiones muy importantes para
Valdepeñas, que se beneficiará con la llegada de un turismo de calidad
nuevo, diferente al de otros lugares. Esto, la administración pública
debe verlo como una oportunidad, sea del color que sea.
Fuente e imagen: Diario Jaén
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