El programa de James Cameron aflora la necesidad de poner en valor un espacio digno de ser Patrimonio de la Humanidad
Hablar de James Cameron lleva aparejado la palabra Hollywood. El director de superproducciones como Titanic o Avatar no deja indiferente a nadie. Su trabajo sobre El resurgir de la Atlántida, que pone la mirada en los hallazgos de Marroquíes Bajos, no ha sido menos. Ha logrado, en un día, poner a Jaén en el mapa del mundo. Eso sí, sin salvarse de las críticas, principalmente por la falta de rigor científico. Pero lo que nadie puede discutir es que National Geographic ha logrado lo que arqueólogos y vecinos reunidos en colectivos no han conseguido, a pesar de años de esfuerzo e intenso trabajo. Logra que se hable de nuevo de un legado arqueológico digno de ser Patrimonio de la Humanidad y que parece olvidado.
Los restos de Marroquíes Bajos, donde en teoría debe ir la Ciudad de la Justicia, son la muestra de que Jaén era una gran ciudad del Calcolítico, con unos 40.000 habitantes. Lo hace en un sistema basado en círculos concéntricos que tiene a gala ser una de las ciudades conocidas más antigua de Europa.
¿CÓMO SE FRAGUÓ EL PROGRAMA?
Estela Pérez Ruiz sabe bien la historia del impactante documental. Pero lo más importante es que es una gran conocedora de lo que hay detrás, de la relevancia de Marroquíes Bajos. No solo porque trabajó en el yacimiento como arqueóloga autónoma, sino porque durante mucho tiempo trabajó en la Delegación de Cultura. Esta labor le ha permitido conocer las intervenciones que se han hecho así como la documentación que ha generado.
La experta explica a LaContracrónica que el desarrollo urbanístico de la ciudad calcolítica se corresponde al sistema de fosos concéntricos, con agua y murallas. Es esa imagen que hace pensar en la Atlántida de Platón, porque guarda mucha similitud con lo que describió en sus diálogos de Timeo y Critia.
Pero la explicación no se puede quedar ahí, en una especie de leyenda. La comunidad científica no lo hace, ni mucho menos. Estela Pérez relata que se trata de una de las ciudades más grandes e impactantes. Se inserta en un modelo de urbes muy similares entre sí, del sur de la Península. Ciudades que se incluyen en ese denominado sistema de fosos concéntricos. “La de Jaén es la más grande y la más tardía en cuanto a desarrollo, además de la de mayor tiempo de ocupación, tanto iberorromana, islámica, romana e, incluso, en la edad moderna”, enfatiza. Estamos hablando, pues, de un legado de 5.000 años antes de nuestra era. Pero sin olvidar que Marroquíes Bajos no era la única ciudad que se inserta dentro de este sistema.
El programa comenzó a fraguarse cuando el investigador cubano Georgeos Díaz-montexano se puso en contacto con Manuel Ochando. La primera avanzadilla la dieron los productores canadienses. Estela Pérez les facilitó la entrada al solar de la Ciudad de la Justicia y nada más verlo decidieron que lo iban a grabar. Eso fue en marzo del año pasado. Para finales de la primavera y principios de verano, se comenzó a grabar. Fue dirigido y presentado por el cineasta canadiense Simcha Jacobovici.
“Para mí, personalmente, aunque haya voces críticas, lo cierto es que este trabajo sirve de puente para llamar, de alguna manera, la atención”, reconoce Estela Pérez. Y es que, más allá de la falta de rigor científico, lo cierto es que Jaén ha saltado al panorama internacional. Ahora, a ojos de la arqueóloga, lo que toca es reconducir toda la atención hacia los intereses de la ciudad. Porque la gran reivindicación que se hace es que se preserve y se ponga en valor. Por lo menos, las zonas que ya están previstas para poder acercarlas al público. Lleva más de quince años de retraso y tal vez este documental permita dar el paso.
CIUDAD DE LA JUSTICIA
Quién mejor conoce ese espacio es, sin duda, Vicente Barba. Ha hecho muchas de las excavaciones en Marroquíes Bajos y fue el director de los trabajos de la Ciudad de la Justicia. Declinó la invitación de participar en el documental, pero pocos como él saben la importancia que tiene ese espacio. “Desde que comenzara la intervención arqueológica, en este enorme solar de más de 13.000 metros cuadrados, allá por el año 2007, algo ha cambiado en nuestra pequeña ciudad. Miles de metros cúbicos se han desenterrado, un año completo de trabajo de más de cincuenta profesionales de la historia (arqueólogos, operarios, restauradores, forenses, maquinistas, geólogos, topógrafos, fotógrafos…). Todo el mundo ha escuchado hablar de la Ciudad de la Justicia, de los arqueólogos, de sus hallazgos, de las visitas que se hicieron, del peso del tiempo allí encerrado, de miles de historias…”. Este es un fragmento de su trabajo “Ciudad de la Justicia de Jaén. Excavaciones arqueológicas”, un documento que hoy circula por las redes sociales como para guardar como oro en paño.
LA VENECIA DEL NEOLÍTICO
A David Ordóñez, un apasionado de Jaén que hace de su defensa uno de sus mayores aficiones, ya se le ocurrió una idea similar hace más de una década. En 2005, su hermano Raúl Ordóñez, que vive en Lugo donde está casado, visitó la ciudad con su mujer. “Una de mis aficiones es la historia de la ciudad y siempre hemos intentado enseñarla”, relata. En aquella época ya se hablaba de los famosos fosos concéntricos. “Siempre he explicado que la imagen que se me viene a la cabeza es la de la Venecia del Neolítico. Me parecía muy entendible”, asegura. Y es cierto porque, tal y como argumenta, si uno coge un mapa de Jaén o simplemente se sube al Castillo de Santa Catalina, verá que el desarrollo urbanístico del Bulevar no es cuadrado, como cabría esperar. Algunas de sus calles son curvas. Es como una especie de anillo.
Ambos hermanos consideraron que esa idea era digna de promocionarse y escribieron en su blog un post donde ya la llamaban “La Venecia del Neolítico”. El texto dice: “El origen de la ciudad de Jaén es antiquísimo, tanto, que aunque le pese a muchos, algunos historiadores opinan que es la ciudad más antigua de Europa, datada entre el tercer y cuarto milenio antes de nuestra era. Sus primeros vestigios de población se han encontrado en la parte norte de la ciudad, en la zona conocida como Marroquíes Bajos. En esta zona que hoy representa la zona de expansión de la villa, se descubrieron hace siete años los restos de lo que se ha dado a llamar la Venecia del Neolítico que no es más que un yacimiento de distintas épocas desde hace más de cinco milenios que tiene una extensión calculada de 15 hectáreas en la cual se ha estudiado como una ciudad formada por anillos concéntricos que servían de defensa a la ciudad estaba regada por una de las mayores y más antiguas obras de ingeniería civil que no es más que todo un sistema de canales de agua que servían para el riego y el consumo humano”.
A partir de ahí, en 2007, el experto Georgeos Díaz-montexano, autor de las investigaciones, se puso en contacto con ellos. “Le llamó la atención porque podía cuadrar con su idea”, recuerda. Pero se quedó ahí, en algo anecdótico. Cuando ayer se encontró con el reportaje de National Geographic fue una gran sorpresa y no pudo evitar llamar a su hermano. A pesar de las críticas y a la puesta en escena más propia de una película de Hollywood, David Ordóñez considera que la promoción que hace de Jaén es impagable.
Como ciudadano, lamenta que siempre haya existido un cruce de intereses a nivel político y entre administraciones. Se queja de que no se haya primado el patrimonio. Y es que este legado de Marroquíes Bajos es digno de ser Patrimonio de la Humanidad. Eso sí, cuando se logre poner en valor.
ACCIÓN CONJUNTA POR EL PATRIMONIO
“La primera ocupación detectada hasta el momento es un pequeño campamento estacional neolítico, fechado en la segunda mitad del cuarto milenio, compuesto por estructuras semisubterráneas de entre 1 y 1,5 metros de diámetro, dedicadas a diversos usos”. Así lo explicaba Francisco Jiménez Rabasco, étnologo y miembro de Acción Conjunta por el Patrimonio. Representa a un colectivo que no se ha cansado de luchar por poner en valor este espacio. Otra de esas numerosas voces a las que James Cameron ha dado fuerza con su altavoz cinematográfico.
“A partir del impacto de lo de la Atlántida diré que si se mira las diferentes prácticas de Acción Conjunta por el Patrimonio podemos comprobar a diario cómo estamos en el grupo más cerca de su discípulo Aristóteles que de los postulados del maestro Platón, sobre todo en lo concerniente a aquello que define al ser humano que actúa en la esfera pública como zoon politikon (ζῷον πολιτικόν)”, defiende. Y en ese actuar en la esfera pública se centran en el patrimonio, a lo que una generación recibe de otras anteriores como herencia, lo que se puede transmitir, y, por extensión, todo aquello que un grupo humano, o también un individuo, reconoce como propio, como apropiado y como apropiable.
Sobre el importante yacimiento de Marroquíes Bajos, el papel del colectivo, como revindica, es informar sobre las intervenciones arqueológicas y sobre los diversos estudios que se han hecho. “Nos han aportado un gran volumen de información sobre aspectos como la evolución del poblamiento del que encontramos la primera ocupación”, recuerda. Acción Conjunta por el Patrimonio de Jaén defiende que su papel deber ser hacer difusión de las prospecciones, excavaciones, documentaciones que se han realizado en estos años. “Enjuiciar” sobre cómo se han tomado las decisiones para la salvaguarda de los valores de este yacimiento por parte de las administraciones públicas competentes, la cual no solo queda reflejado en decisiones urbanísticas, patrimoniales y ambientales. “Y, sobre todo, seguir recuperando esa dimensión de zoon politikon para seguir pensando de forma colectiva acerca de lo que se ha hecho, quién lo ha hecho, para que se asegure una rentabilización sociocultural del yacimiento (programas de intervención, conservación uso y gestión) y qué se puede hacer en Marroquies Bajos hoy”, resalta Francisco Jiménez. “Unas reflexiones y unas decisiones en las que humildemente desde este instrumento al servicio de la gente que es Acción Conjunta colaboraremos para contribuir a propiciar el debate para que en los temas patrimoniales siempre seamos partícipes todos”, concluye.
Fuente e imagen: horajaen
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