Arnold Wilkins y Geoff Cole fueron los primeros en investigar esta particular fobia y acuñaron en 2005 el término tripofobia, una combinación del griego trypo (perforación) y fobia (pánico).
Las personas que sufren tripofobia experimentan todo tipo de síntomas como cosquilleos, picores o náusas simplemente al ver una imagen en la que aparezca un patrón con esta forma, algo que sucede en la naturaleza habitualmente en panales, hormigueros, hongos o semillas de loto.
Wilkins y Cole sostienen que la tripofobia no tiene un origen cultural sino biológico. Para ellos se trata de un miedo incrustado de alguna manera en el cerebro para evitar este tipo de formas que también se reproduce en algunos animales y plantas venenosas.
"Podría ser una señal de la evolución que diga a la gente que ese patrón corresponde a un animal venenoso", llegaron a sostener los investigadores hace unos años. Un miedo inconsciente que serviría a más de uno para escapar del pulpo de anillos azules, el pez globo o la rana de punta de flecha; especies muy venenosas.
Geoff Cole sostiene que todo el mundo tiene tendencias tripofóbicas, sean más o menos acusadas ya que al realizar un experimento con voluntarios en 2013 encontró que la gente que no presentaba síntomas propios de una fobia todavía tachaba las imágenes como algo más incómodas de lo normal.

Una reciente investigaación publicada en The Quarterly Journal of Experimental Psychology trataa de entender exactamente qué es lo que provoca esa sensación de angustia. Y las conclusiones apuntan a que las imágenes que más síntomas provocan contienen alguna clase de tratamiento digital que reduce los detalles del objeto en la naturaleza.
De todas formas se trata de una explicación parcial ya que los propios autores reconocen que existen imágenes que contienen esta clase de patrones que, sin embargo, no despierta ninguna clase de miedo ni agustia a las personas con tripofobia, que no se reduce exclusivamente al miedo a los grupos de agujeros, ya que responden de la misma manera ante los grupos de protuberancias.
En definitiva, aunque la tripofobia tradicionalmente se ha vinculado al miedo con los hoyos y agujeros pequeños todavía es necesario seguir investigando para averiguar exactamente qué es lo que provoca el miedo y por qué afecta más a unas personas que a otras.
Fuente e imágenes: computerhoy
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