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24/11/15

Araujo, el carolinense que militó en el Sevilla.

A Juan Araujo Pino le cargaron el sambenito de que era un poco torpe con el balón en los pies  y el pobre tardó unos años en quitárselo de encima. No era, desde luego, un representante de la escuela sevillana haciendo filigranas pero tampoco era tan zote. Su juego de cabeza, su valentía ante los defensas contrarios, su efectividad de cara al gol y su potencia física le hacían ser incluido en el grupo de delanteros centro a la vieja usanza: jugar con corazón y de cara a la puerta.

Era justo lo que en esa época necesitaba el Sevilla que andaba buscando un sustituto para Campanal I, el "comandante de los stukas". Y por esas cualidades fue distinguido por Marca con el premio Patricio Arabolaza que se entregaba al más genuino representante de "la furia española".

Juan Araujo Pino nació en La Carolina el 24 de noviembre de 1920. Empezó jugando en el equipo local y cuando hizo la mili en Sevilla los sábados cogía un tren que le llevaba a Vilches y de allí en el camión del pescado a su pueblo, donde tras jugar con su equipo regresaba al cuartel sevillano. Era el año de 1940.

Al equipo de Aviación, cuerpo en el que prestaba servicio, se le lesionó el delantero centro y por mediación del teniente Canto, Araujo se integró en el equipo. Marcaba en todos los partidos pero decían de él que jugaba mal. El teniente siempre contestaba: "Es posible, pero siempre marca y eso es importante en el fútbol". Un día el equipo se desplazó a Coria para jugar un amistoso y Araujo tuvo una brillante actuación. Le propusieron fichar por el equipo y Juan aceptó  y allí estuvo hasta el final de la temporada 1941-42.

Es cuando Antonio Sánchez, vicepresidente del Sevilla, le pidió que firmase por el club. No lo dudó porque era su sueño desde niño y a cambio le dieron 1.000 pesetas y ropa para vestir. El Sevilla lo cedió al Triana para que se fuese formando. También jugó siete partidos con el Sevilla aficionados y logra marcar quince goles.

Al comienzo de la temporada 1943-44 Araujo jugó medio tiempo en el partido homenaje a Torrontegui. No hizo un buen encuentro y fue cedido al Xerez para continuar su formación. Aun no estaba en condiciones de suplir a Campanal. La temporada de 1945-46 Araujo vuelve al Sevilla. Viene con ganas pero para el puesto hay también otros tres candidatos: Herrera I "el sabio", Eguiluz y Acedo.

Araujo debutó con el equipo  en Alicante ante el Hércules el 23 de septiembre de 1945. Y se hizo con el puesto de Campanal. Un día López, delantero de los "stukas", comentaba con sus compañeros antes del entrenamiento: "El otro día, viendo una fotografía de este - se refería a Araujo-  mi hija me preguntó quién era. Yo le contesté: ¿no lo ves? El Pato". Y con El Pato se quedó para sus compañeros y toda la afición sevillana.

Esa temporada fue apoteósica para el Sevilla. En el último partido el equipo acudió a Barcelona en busca de un empate que les proclame campeones de Liga. A los siete minutos Araujo consiguió batir a Velasco de un tremendo cabezazo. El marcador ya no se movería y el Sevilla se proclamó campeón de Liga.Según pasan los años es sorprendente que Aruajo renueve sus condiciones físicas. Y es ya cuando cuenta 30 años cuando empiezan a reconocerle también sus cualidades técnicas. En la temporada 1950-51 el Sevilla llega al final del campeonato con posibilidad de repetir título de Liga.

Sólo tiene que vencer en su campo al Atlético de Madrid. Empezó marcando el Sevilla pero el Atlético empató por mediación de Ben Barek. Al serle anulado un gol al Sevilla que el árbitro ya había concedido, el título liguero voló a Madrid.

Araujo nunca llegó a internacional a pesar de pedirlo prensa y afición. Le cierran el paso Zarra o César. Tras perder frente a Turquía la posibilidad de acudir al Mundial la revista "Crítica" escribió: "Araujo será o no será internacional. Para nosotros ya lo es. Más aún: es, sólo él y nadie más, la furia española vestida de blanco".

En la temporada 1954-55 el Sevilla llega a la final de la Copa del Generalísimo. Araujo es el titular indiscutible pero Helenio Herrera, en una de esas alegrías suyas, le dejó en el banquillo de la suplencia en la gran final ante el Athletic de Bilbao. El partido se jugó en el Santiago Bernabéu y el Sevilla perdió 1-0.

La temporada 1955-56 no comienza bien para Araujo que pide la carta de libertad. Se la conceden por aquello de los servicios prestados y en diciembre ficha por el Córdoba que milita en Tercera División y consigue el ascenso. La temporada siguiente Araujo se proclama máximo goleador del grupo segundo de Segunda División donde militaba el equipo.

Terminada su andadura en Córdoba Juan Araujo no puede resistirse a la llamada del Xerez. Con 38 años aún es el representante de la furia española. Su último encuentro lo jugó contra el Betis, precisamente cuando el equipo sevillano iba a lograr el ascenso a Primera. Iba a dedicarse a sus negocios. Se iba el más valiente jugador andaluz, el hombre que jugaba con el corazón y de cara a la puerta.  

Fuente e imagen: marca blog

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