Renace la gran fauna del Sáhara.

Para leer en esta tarde de sábado.

Durante los últimos años de presencia española en el Sáhara, una de las pocas distracciones de los militares allí destinados era la caza. Corría el año 1970, y el conocido naturalista y salvador de Doñana, José Antonio Valverde, buen conocedor de ese territorio, se dio perfecta cuenta del declive de algunas especies de la gran fauna del Sahel, como el antílope mohor (Nanger dama mohrr) o la gacela dorcas (Gazella dorcas). Así que decidió negociar con alguno de los altos mandos militares que tenían ejemplares en sus fincas como en una suerte de zoos para comprar algunos ejemplares y poder criar aquellas especies en España, a salvo de la voracidad de militares y furtivos. De esta forma convenció al comandante Estalayo para comprarle dos machos y seis hembras de antílope mohor con las que poder comenzar un programa de cría en cautividad en territorio peninsular que garantizase el futuro de la especie.

Ni el comandante ni probablemente tampoco Valverde imaginaron entonces que aquel movimiento, que pudo sonar en la época a locura de un apasionado por la naturaleza, significaría en la actualidad la salvación del antílope mohor, extinto hoy en día en esa zona. Un acuerdo firmado entre el Gobierno español, a través del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, y el ejecutivo mauritano la pasada semana permitirá reintroducir en una primera fase antílopes mohor y gacelas dorcas provenientes de las poblaciones salvadas por Valverde y que han sido mantenidas y criadas con éxito en la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA) del CSIC en Almería.

Una vez comprados los animales, la siguiente complicación para el naturalista español fue conseguir en la península un lugar donde poder establecer un programa duradero de cría. Por diferentes razones ecológicas y climáticas, Doñana no era una posibilidad. En ese momento fue clave la implicación de otro naturalista de la época, Antonio Cano, quién junto con su hija Mar, entonces recién salida del colegio se volcaron para poner en funcionamiento la Estación Experimental en una hondonada almeriense propiedad del CSIC llamada La Hoya.

A 40 años vista, puede parecer sencillo el camino hasta lograr conservar en Almería las únicas poblaciones conocidas de este antílope -además de otras de gacela dorcas-, pero los primeros avatares para manejar ambas especies no fueron sencillos. Ya entonces el papel de Mar Cano -la hija del naturalista Antonio Cano- fue determinante, según reconoce en algunos escritos su padre contando cómo a ella se le ocurrió usar sobre el lomo de las crías un repelente para evitar morderse las uñas que también evitaba elexceso de cuidados de las madres primerizas que en ocasiones acababa resultando fatal.

Y, de hecho, el papel de la investigadora Mar Cano, que aún continúa en la Estación Experimental de Zonas Áridas del CSIC, también ha sido clave en la reintroducción de la especie en Mauritania. "Todo comenzó hace 15 años con una visita de Mar Cano y Teresa Abaigar, de la Estación Experimental, y yo a la zona de Oualata", cuenta Miguel Aymerich, subdirector general de Medio Natural del Ministerio de Medio Ambiente. "Entonces no se pudo hacer por problemas de seguridad en la zona, muy cercana a la frontera con Malí. Pero ahora las autoridades mauritanas nos aseguran que estos problemas se han solucionado y que es viable realizar la reintroducción", asegura Aymerich.

El traslado de los animales se llevará a cabo a lo largo de 2015, cuando Mauritania haya terminado los trabajos de adecuación del espacio natural protegido al que irán las gacelas y antílopes, y que se ubicará a menos de 30 kilómetros de la capital, Nuakchot. Después de esta primera fase, el acuerdo contempla también introducir el oryx cimitarra y el addax, de los que no se dispone en Almería y que provendrán de zoológicos. "Así se reconstruirá la gran fauna sahariana", dice Aymerich.

Fuente e imagen: El Mundo.