Otros tiempos. El alcalde de La Carolina, Francisco Gallarín, en el centro, junto con representantes de la Acmica, en una imagen.
El anuncio del alcalde de La Carolina, Francisco Gallarín, de no renovar el convenio con la Asociación Cultural Minero Carolinense, Acmica, que permitía al colectivo gestionar el edificio municipal en la zona recreativa del paraje natural La Aquisgrana pilló a los miembros de la entidad “por sorpresa”. Así lo afirma el presidente, Pedro Moya, quien no comprende la decisión del alcalde de poner fin a cinco años de relación. No lo entiende, dice, pero sí sabe “de dónde viene”. “La decisión solo es fruto de los celos políticos”, explica Moya.
Hace cinco años, los socios de la Acmica convirtieron un edificio “en ruinas”, según el titular del colectivo, en el Aula de Interpretación de la Minería. Un lugar que la asociación utiliza como homenaje a la época minera de la capital de las Nuevas Poblaciones y que nació con vocación de enseñar a carolinenses y visitantes la historia del municipio. Todo con el consentimiento del Gobierno municipal, que ahora quiere repartir el uso de las instalaciones entre la Acmica y las demás entidades y colectivos locales. Algo a lo que se oponen los mineros: “El edificio de La Aquisgrana era una completa ruina y nosotros lo convertimos en lo que es ahora. Por eso, nos negamos a que el Ayuntamiento nos quiera desalojar de aquí, porque todo lo que hay lo hemos puesto nosotros y solo nos iremos con una orden judicial. El alcalde no ha colaborado en nada, solo nos ha hecho daño. Además, en su momento firmó que todo el edificio era para nosotros”, denuncia el presidente, quien asegura que, desde el 31 de
diciembre, tienen quince días para abandonarlo. Para Pedro Moya, la decisión de Gallarín se produce por “una guerra política” en la que la Acmica está “en medio”, ya que, como denuncia, la tensión nació cuando pidió colaboración a la Diputación de Jaén para mejorar el edificio y construir una estatua para rendir homenaje a los mineros. La institución Provincial, tras estudiar el proyecto, concedió cincuenta mil euros al colectivo, que recibió el Ayuntamiento. “Todo el problema es porque el alcalde no acepta que nosotros busquemos ayuda y colaboración en cualquier institución. Nos dan igual los partidos políticos, porque nosotros hacemos una labor totalmente desinteresada y sin ningún ánimo de lucro, para que la disfrute todo el pueblo y todos los visitantes, que, durante cinco años, han sido casi diez mil”, apunta Moya.
La esperanza de la Acmica es que el alcalde dé marcha atrás y no les eche del edificio de La Aquisgrana, aunque, dice el presidente, “conociendo” a Gallarín se antoja “difícil” que no les haga abandonar el inmueble, ya que, aseguran, han cumplido el convenio “al 200%” desde el primer minuto. “Se cree que esto es suyo, pero es de todos”, sentencia Moya. Si, finalmente, se ven obligados a dejar las instalaciones lo sentirán mucho por ellos pero, dice el dirigente, “más por el pueblo”. “Esto es un gran atractivo de La Carolina, y quien más perjudicado se va a ver va a ser el propio pueblo. Pueden quitarnos el edificio, pero no nos van a quitar la ilusión de mostrar todo lo que hemos hecho los mineros”, concluye.


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