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2/11/14

¿Cuánto mide la cabeza de un carolinense?

Esta entrada muestra una historia muy curiosa que rescata de la web holocaustoenespañol, un usuario de facebook (Fernando R Q.) y que trata sobre La Carolina y un estudio que se llevó a cabo en sus gentes en el año 1935 por parte del gobierno alemán de aquel entonces.

Historia al completo tras el salto.



Corría el año de 1935. En la Alemania gobernada por el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán, hacía furor la idea de la superioridad de la raza aria. En ese contexto, Heinrich Himmler, comandante en jefe de las SS, crea la Ahnenerbe, una organización esotérica camuflada de científica, uno de cuyos objetivos fundacionales era “investigar el alcance territorial y el espíritu de la raza germánica”. Y ¿qué mejor sitio para investigarlo que las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena? Pues dicho y hecho, que menudos son los alemanes. En un periquete montaron un equipo de investigación, lo pertrecharon con los instrumentos antropométricos más modernos y lo mandaron a La Carolina para medir el cráneo a los paisanos de la zona y determinar el grado de pureza en que se conservaban aquí las características de la raza germánica.

Lo malo fue que, cuando instalaron el chiringuito e hicieron públicas sus intenciones, el personal se mostró poco entusiasta, más bien esquivo, es decir que no fue ni uno a que aquellos forasteros de extraño lenguaje le hurgara la testa con sus extraños artilugios.


Así las cosas, los nazis, que se las sabían todas, ofrecieron pagarle 5 pesetas a cada voluntario, unos 50 € de hoy.

El ofrecimiento tuvo un efecto mágico, como por ensalmo el amor por la investigación prendió en aquel paisanaje, y acudieron a los alemanes como moscas a la miel. Más de uno hubo tan entusiasta, que se presentó dos y hasta tres veces aduciendo que los anteriores eran hermanos gemelos.

Los nazis que no eran tontos, al objeto de evitar el engaño y de comprobar además que los antropomedidos eran de la zona, exigieron entonces que cada voluntario se presentara con su partida de bautismo.

Pobres… no contaron con que el ingenio hispano para la picaresca se crece ante las dificultades. A los presuntos descendientes de la raza aria, les bastó con encontrar un sacristán que, a cambio de una parte de la ganancia, les expidiera dos o tres partidas de bautismo por persona.

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