
Reprimir un estornudo produce los efectos contrarios a los comentados: no se produce el arrastre de partículas irritantes o gérmenes, y la fuerza del aire actúa contra los propios tejidos, lo que explica las posibles consecuencias que dicha actuación ocasionaría.
Por un lado, los gérmenes presentes pueden ser desplazados hacia zonas más internas de la fosa nasal, senos paranasales u oído medio, colonizando dichas zonas y produciendo o agravando infecciones.
Por otro lado, el aumento de presión originado al reprimir el estornudo puede originar algunas consecuencias negativas para nuestra salud, como pueden ser pequeñas roturas vasculares (sangrado por la nariz o hemorragias en la conjuntiva ocular o el tímpano), inflamación de fosas nasales, inflamación timpánica, dolor de oído, mareos, alteraciones en la audición, o dolor de cabeza, entre otras.
Por último, recordar que debemos evitar el estornudo en el ambiente o frente a otras personas. Debemos hacerlo sobre un pañuelo de papel desechable, para evitar propagar las infecciones y evitar reservorios de gérmenes susceptibles de causarlas.
Fuente e imagen: El País
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