El verano está próximo a concluir, y con él la actividad vuelve en todos los campos. Y entre otros, en de las artes; y si no que se lo digan al artista Juan Francisco Casas, que abrirá el nuevo 'curso' con cuatro exposiciones que le llevarán a Madrid, Lyon (Francia), Seúl (Corea del Sur) y Río de Janeiro (Brasil).
La proyección internacional de este artista conocido por sus obras elaboradas con bolígrafos Bic no es ya mera casualidad. De hecho el creador de La Carolina está considerado como uno de los grandes valores del panorama actual. Y prueba de ello son las cuatro exposiciones que abrirá en el próximo mes de septiembre.
La primera, una muestra individual en DocksArtFair, Lyon (Francia), del 13 al 18 de septiembre;
seguidamente, desde el 15 de septiembre, participará en el décimo aniversario de
la Galería Fernando Pradilla, de Madrid; del 22 al 26 de septiembre su obra se podrá ver en la KIAF, Korea International Art Fair, Seúl (Corea del Sur); sin olvidar que del 8 al 11 de septiembre, también estará presente en la ArtRio, Feira Internacional de Arte Contemporânea do Río de Janeiro (Brasil).
En esta ocasión el artista expondrá obras nuevas, y hace especial hincapié en la exposición de Madrid, en la que el joven artista regresa a la pintura al óleo de gran formato. También habrá dibujos de bolígrafo Bic, en diferentes tamaños, desde los más pequeños de 40x30cm hasta los más grandes de 2 metros. La obra de Casas cotiza al alza, y en estos cuatro casos el valor de sus trabajos van desde los 7.000 euros de las obras más pequeñas (40x30cm) a los 20.000 euros de las de formato grande (200x140cm).
Evolución coherente
Casas señala que la temática que se puede apreciar en estos nuevos trabajos es una consecución coherente de la obra que he venido desarrollando hasta ahora. «El contraste entre la ortodoxia académica (que sólo existe en su carga mimética) y el uso de medios como el bolígrafo; la elección de temas carentes de la menor trascendencia, entendida en términos convencionales; la imposibilidad de extrapolar ciertos conceptos desde la esfera de lo real a la esfera de lo artístico». Así, el artista indica que lo banal se convierte en trascendente dentro del espacio pintado; el «hedonismo doméstico»; la ironía de la labor artística; los momentos puntuales, de manera separada e independiente del contexto en el que se produjeron; el retrato entendido como un soporte y un medio, pero no un fin. «Por lo tanto, sigo usando las caras y los cuerpos de las personas que me rodean como medios para contar mi propia vida.».
El pintor jienense añade además que siempre se interesa por «la estética de las imágenes que todos tomamos de casa, de nuestra vida; precisamente por esta falta de estética, de pretensiones, por la rapidez e inmediatez y por lo que tiene de real y de vivo, por lo que tiene de deseo de congelar para siempre un momento de felicidad, de tenerlo y detenerlo para siempre. Un fracaso irónico, pues ese momento siempre pertenecerá al pasado».
Fuente de la información: Diario Ideal
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