Pero aquel sábado no fue un día de setas cualquiera, se vieron sorprendidos por tres magníficos ejemplares de Lycoperdon perlatum, popularmente conocidos como pedos de lobo. Se trata de un hongo en forma de globo y de color blanco que suele alcanzar el tamaño de una pelota de ping pong. Su periodo de madurez es muy corto y cuando éste pasa se vuelven marrones y el interior, la carne de la seta, se convierte en polvo. Su nombre popular viene al pisarlos ya que desprenden una nube de ese polvo marrón verdoso.
Lo particular del hallazgo de esta familia es el tamaño de los tres ejemplares. Dos de ellos pesaron cerca de cinco kilos y el tercero tres. La expedición ha trasladado su sorpresa. Roberto López rememoraba el momento: "ímagínate encontrarte tres pedazos de pedos de lobo de más de cinco kilos. Hay muchas clases de pedos de lobo, y el que hemos encontrado es la variedad gigante. Parecía más un pedo de dinosaurio", bromeaba Roberto López. "Si no están muy blancos muy blancos no se pueden comer", aclaraba Roberto, por eso sólo se quedaron uno de los tres y asegura que "está buenísimo".
Fuente e imagen: libertadigital
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