Una conducción de agua de más de 50 años deja a menudo 'secos' a varios pueblos de una comarca que padece además serias carencias con el suministro eléctrico
Una conducción de agua de más de 50 años deja a menudo 'secos' a varios pueblos de una comarca que padece además serias carencias con el suministro eléctrico.
Lunes 1 de agosto de 2010. A las diez de la mañana el alcalde de Navas de San Juan, Joaquín Requena (PSOE), llama al móvil personal del nuevo delegado de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía en Jaén, Moisés Muñoz. «Moisés, ya estamos sin agua». Tres días antes, alcalde y delegado habían estado reunidos en Navas. «Le dije que era cuestión de tiempo que la tubería reventase, que pasa todos los años y que teníamos que movernos. Que íbamos a dónde hiciese falta, pero que había que buscar una
solución», relata el alcalde. En Navas, Santisteban del Puerto, Castellar o algunas aldeas de Arquillos llevan años esperando esa solución, que pasa por cambiar una tubería con más de cincuenta años de antigüedad que les da de beber. Un lastre para la vida en los pueblos, donde el tema de los cortes de agua cabrea a los vecinos. Tanto o más como los continuos fallos que sufren con el suministro eléctrico.
«En el corazón del Condado tenemos un problema tanto de agua como de luz, en cantidad y en falta de potencia», dice el alcalde de Navas. A veintiún kilómetros de distancia, en Santisteban del Puerto, el alcalde Juan Diego Requena (PP), profundiza en el tema: «Los pueblos de la periferia de la comarca se abastecen de luz y agua de sistemas de zonas vecinas. Somos los que estamos en el centro de la comarca los que tenemos los problemas más graves. Así que nos pasamos los inviernos sin luz y los veranos sin agua». En este pueblo están especialmente indignados porque llevan en un mes cuatro cortes de agua. «El diez de julio estuvimos ya cuatro días en los que lo único que echaba agua en todo el pueblo era la fuente de la Plaza Mayor, que tiene un circuito cerrado», insiste el alcalde. Requena tiene un discurso muy crítico: «Estamos en el primer mundo, vivimos en una comarca con una pluviometría espectacular, con cinco pantanos que están que rebosan, varios ríos, y nos falta una tubería de 50 kilómetros para transportar el agua. A estas alturas es inconcebible», lamenta el alcalde.
Pronta solución
La maquinaria burocrática se ha puesto ya en marcha. Lleva años en marcha, en realidad, aunque a un ritmo desesperante. Sobre la mesa del alcalde de Navas hay dos gruesos tomos en formato A-3: el viejo proyecto de obras de la tubería, redactado en 2007, al calor del primer impulso del ActivaJaén. La novedad es que, explica Moisés Muñoz, las obras están cerca. Ahora mismo se están fiscalizando los 12,4 millones de euros necesarios procedentes de los Fondos de Cohesión (ésa era la cantidad prevista en 2007). A principios de septiembre, según los plazos que maneja Medio Ambiente, se podría publicar la licitación. La mesa de contratación, explica Muñoz, puede adjudicar las obras antes de final de año. Y las máquinas podrían comenzar a trabajar a principios de 2012.
Hasta ahora el principal escollo había estado en las expropiaciones, dicen en la Junta. «Hay más de quinientos propietarios implicados, la mayoría con muy buena disposición a colaborar». Concepción Rodríguez, vecina de Navas, es una de las propietarias afectadas. «Yo ya firmé para que hagan la nueva tubería. Llevamos muchos años sufriendo cortes de agua», explicaba el martes, cuando comprobaba que el agua había vuelto a su casa.
Hace ya más de nueve años, el problema de las tuberías del Condado era un tema viejo. El malestar de la comarca por los cortes de agua llegó a debatirse en el Senado y en Parlamento de Andalucía, por iniciativas promovidas por el entonces parlamentario de IU José Cabrero. «El sistema de distribución de agua en la comarca de El Condado está formado por unas conducciones demasiado antiguas y de mucha longitud, para llevar el agua a los diversos núcleos urbanos, por lo que las roturas son frecuentes», dijo entonces Cabrero, quien en sede parlamentaria calificó la situación de «insostenible y tercermundista». Hace nueve años.
La maquinaria de la administración comenzó a moverse. Pero en vez de para construir los 50 kilómetros de tubería desde el embalse del Dañador hasta el término municipal de Arquillos hubo que tapar otro agujero más urgente: en años de sequía el agua del Dañador, que abastece a más de 20.000 habitantes de la comarca, no es apta para el consumo humano por las altas concentraciones de manganeso y depósitos de fitosanitarios. Así que hubo que conectar los embalses del Dañador y Guadalmena con la estación de tratamiento de aguas, donde se instalaron nuevos sistemas de potabilización más potentes. Estas mejoras se inauguraron en octubre de 2005.
A esas alturas, la vieja tubería de fibrocemento de los años 60 estaba ya en pésimas condiciones. «Del paso del agua está delgadísima, y se resquebraja entre los dedos si coges un trozo y aprietas», dicen ahora quienes han visto los tubos y los han tenido en sus manos. Ese material es demasiado frágil para un terreno como las arcillas rojas del Condado: con el calor se expanden, el terreno se mueve y quiebra la tubería. Las reparaciones se hacen con tubos de PVC. Cuando se vuelve a dar presión, la tubería vuelve a moverse y salta por otro punto frecuentemente. Por eso es habitual que un corte dure varios días. La nueva conducción, que irá prácticamente paralela a la vieja, será de fundición, según recoge el proyecto de obras que lleva embarrancado desde 2007. «Llegamos diez años tarde», sentencia el alcalde de Santisteban.
Electricidad
También hay movimientos en el tema de la energía. El alcalde de Navas indica que se está hablando con Endesa, con Diputación, con distintas delegaciones de la Junta. Juan Diego Requena explica que a la comarca llega luz desde estaciones situadas a 50 kilómetros a través de un cable de media tensión de 56 milímetros para Castellar, Montizón, Chiclana, Santisteban y Navas. «Un cablecito», explica el regidor. Cuando no hay cortes hay subidas y bajadas de tensión. Muchos problemas con la energía. Se busca financiación para solucionarlos. Requena, el de Santisteban, es escéptico. «Hablamos de que pueden faltar tres millones de euros. ¿Eso es dinero? No para lo que hay en juego. Lo que pasa es que hemos ido mucho tiempo de palmeros», dice
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