
El desplazamiento de Venus, convertido en un grueso punto negro en la superficie del Sol, sólo debe ser observado a través de filtros solares aprobados para evitar el riesgo de ceguera, advierten los expertos. "No es un eclipse clásico, en el cual el sol es totalmente oscurecido. El diámetro de Venus es la centésima parte
del del Sol, por lo que sólo es un punto superpuesto en la esfera solar y que se mueve", ha afirmado Fred Watson, del Observatorio Astronómico de Australia.
El próximo paso de Venus entre el Sol y la Tierra sólo se producirá en 2117, el último se produjo en 2004. Tiene lugar dos veces cada siglo, con un intervalo de ocho años
"Un pasaje así es un espectáculo maravilloso y raro, si uno tiene en cuenta la inmensidad del cielo, que un planeta pase frente al disco del Sol es bastante inusual", ha dicho el investigador Richard Harrison, del 'Solar Dynamics Observatory'.
Venus, conocido erróneamente como "estrella", es en realidad un planeta que ha sido considerado durante mucho tiempo como "gemelo" de la Tierra, hasta que la exploración espacial logró perforar su gruesa capa de nubes. Su diámetro es comparable al de nuestro planeta, lo mismo que su masa, pero su atmósfera está saturada de dióxido de carbono, tiene una presión 90 veces superior a la nuestra y su temperatura supera los 450°C.
"Cualquier astronauta que tuviera la mala suerte de aterrizar allí sería, simultáneamente, aplastado, asado, ahogado y disuelto", ha señalado la Real Sociedad Británica de Astronomía.
Fuente: Diario Ideal
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