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10/6/12

Bruxismo: Más de 150.000 jienenses tienen este mal hábito.

El bruxismo es el hábito de apretar o rechinar los dientes de forma inconsciente.


Molde de la dentadura de un paciente con bruxismo.

Sofía se levantó alarmada durante la primera noche que pasaba con su novio. "Escuchaba como si estuvieran picando o chocando piedras grandes, era un ruido tremendo", relata. Se levantó y miró por la ventana por si alguien estuviese armando escándalo en la calle, pero se dio cuenta de que aquel sonido -"que producía hasta dentera", matiza- provenía del chico con el que compartía cama.

El novio de Sofía sufría bruxismo, ese mal hábito que lleva a muchas personas a apretar o rechinar sus
dientes de forma involuntaria mientras duermen, o incluso durante el día. En muchos casos, el sujeto que vive este problema ni siquiera es consciente de que hace este molesto ruido, y es la gente que convive con él la que se da cuenta de lo que realmente ocurre. Se calcula que, aproximadamente, un 25% de la población tiene bruxismo, con lo que, si en la provincia de Jaén viven unas 670.000 personas, más de 150.000 jienenses sufren esta circunstancia.

El sonido es el inconveniente para los compañeros de residencia de una persona con bruxismo. Pero, para ella, el verdadero problema es el desgaste que este hábito va dejándole en sus dientes. Ese continuo rechinar va destruyendo el esmalte de los dientes y los destroza poco a poco, como se puede comprobar en la imagen que preside este artículo.

Para frenar ese desgaste, una solución puede ser la colocación de una funda que evite el choque directo entre los dientes y aminore un tanto el ruido que provoca. Eso hizo, por ejemplo, el novio de Sofía. En cualquier caso, lo mejor siempre es ir al dentista para que evalúe el estado de su dentadura y si conviene incluso reconstruir alguna de las piezas dañadas con el paso del tiempo.

Pero con el dentista probablemente no es suficiente. Aunque no está claro cuál es el desencadenante de por qué una persona empieza a rechinar los dientes, sí se sabe que uno de los factores que siempre hay detrás es el estrés acumulado durante el día y que se manifiesta de forma inconsciente por las noches.

De hecho, un estudio reciente de la Universidad del País Vasco concluyó que el bruxismo es bueno para el organismo "como vía para descargar la tensión emocional y el estrés, y atenuar así sus consecuencias sobre el cerebro", pero obviamente malo para la salud bucodental. Siempre según estos científicos, existe una asociación significativa entre la liberación de dopamina -que ayuda a regular las emociones ante situaciones de angustia y ansiedad- en el cerebro frontal con la conducta de tipo bruxista desencadenada ante una situación de estrés.

Por tanto, si usted quiere dejar de rechinar los dientes, quizá tenga que ir al psicólogo para encontrar técnicas -como el yoga, por ejemplo- que le ayuden a relajarse y a soltar el estrés sin maltratar sus dientes a diario. Y, de paso, sin martirizar a la persona con quien comparta cama.

Fuente e imagen: Diario Ideal 

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