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14/9/11

El timo del Alcaparrón

Los clásicos son el de la estampita, del tocomocho, la lotería o los trileros, el del falso instalador, 'el desahuciado' (por hallarse en situación desesperada el intruso vende un objeto de valor a un precio bajo, pero luego no hay nada ) o 'el nazareno' (estafador que abona la compra de pequeños pedidos y cuando se gana la confianza de la empresa suministradora, adquiere grandes cantidades de materiales sin satisfacer los pagos). En Vilches y Arquillos se ha detectado uno novedoso: el 'timo del alcaparrón'.

La historia es bien sencilla. Dos individuos de buen porte, ninguno de Vilches y perfecto acento castellano aparcan su vehículo justo en la puerta de la vivienda objeto de la estafa. Uno de ellos se baja y pulsa el timbre. Curiosamente la puerta es abierta siempre por una persona de avanzada edad que, además, vive sola. El sujeto le enseña una caja con dos garrafas de 5 kilos llenas de alcaparrones, aliño incluido, y aclara que es un encargo de su hijo por el que el que ha de abonar la módica cantidad de 70 euros. Si la víctima pone cara de circunstancias el falso vendedor saca el móvil y simula hablar con el interesado. La estafada abona religiosamente la deuda contraída al tiempo que los apócrifos recolectores de alcaparras se largan con el coche.

La verdad llega unos minutos después cuando el comprador contacta con el hijo o cuando decide llamar a la vecina más cercana para juntos descubrir que los alcaparrones son de enorme grosor, de esos que permanecen en las matas porque nadie los coge y hasta tienen raíces y flotan en medio de un aliño avinagrado al que no le falta una densa espuma verdinegra.

Hay constancia de varios afectados. Una octogenaria hubo de acudir al centro de salud para ser tratada de un ataque de ansiedad.

Fuente de la información: Diario Ideal

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