Desapareció en torno al siglo X y llevaban más de cien años intentando localizarlo, generado mucha literatura a lo largo de la Historia y mucha controversia. Y los arqueólogos de la Universidad de Jaén lo han encontrado en Mengíbar. Se trata del Arco de Jano, una puerta en su día monumental que era el acceso obligado a la provincia romana de la Bética, pues fue construida en la Vía Augusta, principal vía de comunicación en Hispania, y por mandato del emperador Augusto.
Del Arco de Jano, que separaba las provincias Tarraconense y Bética, se tenían noticias de autores clásicos y otros, y aunque se sabía que podía estar en las inmediaciones de Mengíbar, la antigua Iliturgi, no se habían encontrado restos. Y lo que ahora han encontrado los arqueólogos son los cimientos, de los que esta mañana informarán en detalle en rueda de prensa en el edificio del Rectorado, en el Campus de Las Lagunillas, junto a los responsables de la UJA y del Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica. También asistirá la delegada territorial de la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, Pilar Salazar, debido a la relevancia histórica del hallazgo, pues la puerta es una referencia simbólica para la provincia de Jaén, construida en el momento en el que el mundo ibérico se empieza a diluir al final del proceso de romanización y se crea la Roma de Augusto.
El arco lleva el nombre de Jano, que en la mitología romana es el dios de las puertas, de los comienzos, de los portales, las transiciones y los finales. Por eso le fue consagrado el primer mes del año y se le invocaba públicamente el primer día de enero, mes del que derivó de su nombre. Jano suele ser representado con dos caras, mirando cada una al lado contrario. Es la doble cara que tiene toda puerta o arco, que según como se mire es de entrada o de salida.
Uno de los pocos arcos romanos que se conservan en la actual Roma es un monumental Arco Jano cuádruple, realizado en mármol y de 16 metros de altura por 12 de ancho. Se cree que se construyó a principios del siglo IV, sustituyendo probablemente a otro levantado en el mismo lugar, el Foro Boario. No era un arco de triunfo sino más bien para indicar los límites de dicho foro. Una función delimitadora, de frontera, que en el caso del arco de Mengíbar sería entre las dos provincias en las que Roma dividió administrativamente el territorio de Hispania.
Mengíbar da resultados
Mengíbar es objeto de atención arqueológica en los últimos tiempos por parte de la UJA. Los investigadores del Instituto de Arqueología Ibérica Juan Pedro Bellón, Miguel Ángel Lechuga y María Isabel Moreno trabajan en el proyecto de excelencia 'Iliturgi: conflicto, culto y territorio', documentando este 'oppidum' íbero de los siglos IV y III a. n. es en el Cerro de la Muela, en Mengíbar.
Y el año pasado se presentaron los resultados de la investigación, que confirmaron que los restos hallados corresponden a la Iliturgi íbera, destruida y abandonada tras el asedio militar romano y situada frente al cerro Maquiz, en donde después los romanos construyeron otra Iliturgi.
Fuente e imagen: Diario Ideal
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