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14/9/14

El turbo, esa pieza a proteger.

Interesante que alguno puede incluso hacerle ahorrar una avería.

Con un mínimo de atención se puede evitar una avería que ronda los 1.000 euros.

La mayoría de los motores que montan los vehículos que han salido al mercado en los últimos diez años utilizan turbo compresores. Sin embargo, pese a su popularización, son pocos los conductores que le prestan una atención o cuidados especiales al turbo. Luego se encuentran con averías que rondan los 1.000 euros.

El popular turbo hace que con menos cilindrada -lo que supone también menos peso- el motor consiga más caballos, lo que también lleva aparejado con un menor consumo de combustible. Al turbo le han asociado también ahora a los llamados motores de gasolina 'dowsizing', todavía con menos cilindrada e incluso tres pistones, que consiguen potencias elevadas y consumos idénticos a los de un motor diesel.

Para mantener en perfecto funcionamiento el turbo solo hay que seguir unos sencillos consejos:

Al arrancar, siempre hay que busca el calor. Espera a que suba la temperatura antes de acelerar demasiado. Desde que se pone en marcha el motor hasta que el turbo está correctamente lubricado pasan unos 4 minutos. El aceite adquiere la viscosidad adecuada en unos 10 minutos. Forzar la mecánica antes de que transcurra ese tiempo multiplica el desgaste de las piezas y acelera las averías.

También hay que tener cuidado al parar. El aceite también es el refrigerante del moto. Si el aceite se carboniza por un exceso de temperatura, las partículas lijarán las piezas del turbo. Para evitarlo, no hay que apagar de golpe el motor cuando se pare en una gasolinera o al llegar al destino; déjalo encendido un par de minutos y así el aceite mantendrá su fluidez.

Es conveniente echar un vistazo de vez en cuando a los manguitos de refrigeración y del turbo; vigilar los roces, las grietas o las abrazaderas mal apretadas.

En los motores diesel, donde no se revoluciona mucho el motor, es conveniente descarbonizarlo, no solo por la salud del turbo, sino también por la válvula de escape o de recirculación de los gases del escape. Para ello hay que circular cada cierto tiempo en marchas cortas o pisar fuerte el acelerador en alguna rampa; con esto se conservará limpio el sistema de escape, el motor estará libre de carbonilla y ayudará al mantenimiento de otros elementos, como la citada válvula EGR o el filtro antipartículas. También se puede ir a un taller especializado donde por unos 100 euros limpiarán y descarbonizarán el motor.

En todo caso, ante el primer aviso de la avería del turbo es un silbido excesivo, falta de potencia, un humo azulado o un consumo anormal de aceite hay que acudir a revisar el turbo en el taller, según advierte la web autocasion.com.

Con un mantenimiento adecuado, un turbo suele superar sin problemas los 250.000 kilómetros. Esto supone utilizar aceites de calidad, a diferencia entre el precio de una lata de aceite 'bueno' y otra de marca desconocida puede suponer unos 50 euros cada 10.000 o 20.000 kilómetros. Si una avería obliga a poner un turbo nuevo en tu coche, se pagará el equivalente a 20 latas de aceite caro con las que se podría haber circulado unos 300.000 kilómetros sin problemas.

Fuente e imagen: autocasion.com

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